Vigilando una Creencia

16.04.2008 20:47

 

Un día normal, un viernes diferente, una semana mecánica, un ritual cíclico, una convocación  de masas en aquel lugar estricto para el silencio y la reflexión, un recinto impregnado de flores y cruces, un cristo crucificado en el fondo, un altar sobrio, mesurado y abstemio, un sacerdote leyendo paginas de una metáfora, las almas llenas de culpas y las voces cantando con fervor y entonación, una devoción efervescente, una costumbre con prohibiciones y abstinencias, un pescado que representa un protocolo de cada viernes, una historia que ha enseñado el espejismo y la ilusión de un paraíso perdido, una renuncia conciente de comer el alimento del que el mismo Dios nos doto para comerlo, una lucha por cumplir una tradición, una mitología completa acerca de la adrenalina de la carne y sus poderes en nuestro organismo, un comienzo de acto impuro, una aglomeración dispuesta a reencarnarse en una creencia, una masa convencida por un poder, una manipulación discreta y hecha por una ideología, una reunión de mentes en busca de una ideal de satisfacción y  perdón en el seguimiento de largas  procesiones, una representación de santos en yeso que recorren las calles, un megáfono que amplia el volumen de palabras repetidas y plajeadas de un libro antiguo, cuatro hombres fuertes que en sus hombros cargan con un muñeco, un sacerdote que combina el blanco, el negro y el morado en sus trajes, dos días festivos de descanso que durante toda la historia han existido para rezar y pensar en el porque un Jesús murió por nosotros,  un cirio blanco en la manos que representa el sentido espiritual de un alma después de días de remordimiento y melancolía, personas sumergidas en vestimentas negras atrapando el luto del cual nunca hicieron parte y un vestuario blanco que los libera de toda culpa y los vuelve a sumergir en su verdadera realidad. una ideología llamada cristianismo y un mandatario que vive en roma con lujos y mucho dinero, una virgen que revela secretos que no pueden ser contados, santos que lloran sangre, imágenes que aparecen en muros y piedras y la venta de una sueño que después de morir iremos al lugar perfecto donde nada nos faltara. Esta es la verdadera iglesia donde se acude por una costumbre y un ritual de vanguardia, no por una creencia o un arraigo personal y definido.

 

Todo es un cuento del nuevo testamento, un trazo, una línea, un dibujo en la arena, un símbolo de un pez sencillo y una palabras a unos amigos “cuando el mar borre este pez, yo volveré”…cosas no definidas, símbolos que el hombre necesita para poder definir su presencia en el mundo, un retorno de volver a construir lo mismo, un sentimiento de cercanía con ese dios, una memoria religiosa como base de existencia, un lenguaje fundamentado en esa memoria, escenas que nos reconfirman en una fe, un compromiso social, un convencimiento ficticio, un camino a seguir pero no a mostrar, un radicalismo mostrado en renglones, miles de años esperando una supuesta llegada, una salvación, un perdón de aquello que no es tan grave, una profunda cita que dice: “todo lo que dios creo es totalmente bueno”, una vigilancia en vela para esperar una luz que alumbre un sendero, que guíe una vida, un pensamiento en aquel dios que nos condeno al tiempo, esa larga ilusión; aquel que nos regalo la música invisible, que es el don del tiempo; el que nos regalo la trágica belleza; nos regalo eso que se llama amor, cosa terrible; nos dio el lenguaje, esa mentira; nos regalo la carne, que es arcilla; nos dio la obscena pesadilla y en el cristal el otro, el que nos mira; el que nos dio la innumerable arena y la madera y un cuerpo para andar entre los hombres. Somos como bestias que miran para adelante sabiendo que no somos mas una letra silenciosa de la eterna escritura indescifrable cuyo destino es el libro del tiempo. 

 

Cuatro puntos de vistas: vigilia como ideología y convencimiento, vigilia como manipulación, vigilia como obsesión a una llegada o como un rito de culpa y vigilia como decisión propia de un bien personal. Todo hace parte de este trabajo y de una ardua investigación y en el cual creemos que hemos manifestado todos los elementos que encajan (aceptando que hay algunos juicios de valor) y que giran alrededor de un solo acontecimiento anual y cíclico que congrega grandes masas para una reivindicación y limpieza del espíritu, limitado a unas cuantas horas que parecen esfumarse cuando llega el amanecer y cuando todo vuelve a la estable cotidianidad: la fornicacion, el odio, la envidia, el irrespeto y todo lo que puede embarcar un ser humano en un día normal…

 

Catalina Zapata

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